Misterio

Un día como otros tantos, amanecemos contentos y llenos de sueños marchamos rumbo al colegio, donde con nuestra sonrisa transmitimos amor y convertimos al colegio en una preciosa aventura de mañana; las horas mas aburridas las transformamos en un circo, divertidos, llenos de alegría, conformes con la situación y en cambio otras mañanas amanecemos distintos a lo mencionado anteriormente, nos encontramos indecisos a la hora de decidir que desayunar, nos vemos tristes al espejo, escuchamos música lenta/triste y en el viaje tan solo miramos por la ventana, donde observamos:
Que quizás todo ande bien, pero en estos días resulta que vemos que todo anda mal, vemos gente paseando a su perro, persianas en pleno abrir, el sol entrando en el corazón de mucha gente e igual creemos que todo anda mal, gente que se dirige a su trabajo y muchas personas de mi ámbito concurriendo al colegio. Pero si miramos mas allá de dos cuadras, resulta que podemos ver otras imágenes, cruzamos las montañas, nuestros limites visibles y nos resulta extraño aceptar el misterio:
Que no existe cielo, ni infierno, que la vida es un sueño. Ese sueño que no termina pronto, ese sueño que perdura, que inspira muchas ideas lógicas, que nos llena de incertidumbres, caminos, creencias, fe, nos capacita para levantarnos de nuestras caídas, nos prepara para lo nuevo, nos llena de dones y resuelve muchos problemas juntos en tan solo un hecho.
Pero ese sueño que para unos es hermoso, para otros no tanto, unos lo disfrutamos, lo llevamos día a día como podemos, pero otros no están de acuerdo con el sueño (vida) que llevan.
Puede ser que no tengan presente la receta justa para llevar a cabo ese misterio:
Que aunque no exista, ni cielo, ni infierno, aunque la vida sea un sueño, ese sueño hay que poder recorrerlo con amor y encontrar a los demás desde un punto de vista que nos guíe al mas allá.

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