despierto y vuelvo a dormir.

Pero me acosté y ya había olor a tormenta.

Cuando levanté mi cuerpo, abrí mis ojos,
salí a la calle, al jardín, al afuera.
Encontré
charcos
y destrozos
y techos en el suelo
y autos volados
y mi corazón vagando.

Vagando por la ciudad, rota por cierto,
buscando alguien que lo sepa cuidar
(yo no hacía mas que dormir)
lo vi tan entusiasmado que
no lo dudé, lo dejé continuar en la búsqueda
de su compañía.

Yo, la tormenta, ese corazón suelto
mi cama pidiéndome a gritos
que la valla a calentar
a mojar
a aplastar.

(Yo no hacía más que dormir)

Lo deje ir y volví a mi plenitud, a
mi descanso
mi rutina
mi decadencia
mi pelotudez,
mi vicio
mi cama
mi almohada.






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